Milena citó a Margarita en un parque cercano a su casa. Estar sola allí entre cajas y desorden no le hacía nada bien, y prefería pasar la mayor parte del día afuera.
Como toda buena amiga, Margarita escuchó atenta a Milena contarle cada detalle de su separación. Milena le contó que estaba arriba cuando escuchó que Santiago llegó al estudio de su marido. Los oyó discutir, luego silencio y unos minutos después ambos entraron a la casa. Santiago esperó en el living mientras El Señor de las Fotos fue a la cocina, donde Milena almorzaba algo que le daba un poco de asco debido a su estado.
En ese momento sintió una mezcla de miedo y rabia, se imaginó lo que se avecinaba y no sabía si estaba preparada. El Señor de las Fotos se acercó a ella temblando y con los ojos inundados, no estaba feliz de lo que estaba haciendo, pero era lo correcto. No podía seguir lastimando a Milena si estaba enamorado de otra persona. Al verlo así, Milena comprendió que, aunque doliera, debía valorarse a si misma y entender que no debía ser una pantalla ni un peso para nadie y que tanto El Señor de las Fotos como ella debían ser felices con alguien que los ame. El le aclaró que su intención nunca fue lastimarla, que le había costado horrores comprender lo que le sucedía y que, aunque no lo pareciera, el estaba sufriendo tanto como ella. Milena lloró, mucho, hasta casi no poder articular una palabra, pero comprendió y lo dejó ir.
Santiago lo esperaba en la puerta de su casa, se había ido en medio de los llantos, llorando también. La situación era horrenda, sentía mucho dolor y algo de culpa, pero sabía que no había otra salida. Negar lo que uno siente jamás ha sido bueno. Debían seguir el consejo de Carolo y blanquear su relación.
Margarita sonrió al escuchar a Milena decir que comprendía por lo que ambos estaban pasando, que prefería pasar por su embarazo sin presiones y que de cierta forma sentía un alivio al divorciarse. No podía negar que amaba al Señor de las Fotos, porque de hecho su amor era lo que le permitía comprenderlo y desearle felicidad, pero también debía amarse a si misma.
Se dio cuenta que también ella debería arreglar las cosas con Santiago, al fin y al cabo los amigos son la familia que uno elige y uno debe desear siempre su bienestar.
Milena y Margarita decidieron en ese preciso instante remodelar la casa. Milena jamás había desempacado, las cosas no estaban bien como para pensar en eso y la casa se veía tan apagada y triste... Un bebé venía en camino, debía encontrar un hogar lleno de amor, no un depósito de tristezas y regalos de casamiento sin abrir.
Entre charlas y remodelación, Milena le preguntó a Margarita sobre Carolo. Ella le contó que habían quedado para almorzar y que lo había visto súper bien. A Margarita se la ve triste al hablar sobre Carolo y siempre pierde la mirada en algún lugar lejano...
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