Capítulo 5
El tiempo es tirano
Principios de diciembre, a la noche
Querido diario:
Otra vez te he fallado, pero esta vez la culpa ha sido completamente mía.
¿Recuerdas que te comenté lo de la compañía? Resulta que decidí dedicarme full time al estudio de guitarra, canto y piano, y para conseguir un piano necesitaba dinero, así que me pasé todo este tiempo tocando la guitarra por monedas y trabajando duro en la cafetería para conseguir un aumento. Es por eso que no he tenido tiempo (ni fuerzas) para sentarme a escribir.
Pero lo bueno es que lo logré, ¡finalmente compré el piano y un micrófono!, y he aprovechado al máximo mi tiempo para estudiar. Es muy poco lo que salí con amigos (y para colmo he tenido mala suerte, luego te cuento) porque quiero prepararme muy bien para conseguir un lugar en la compañía. Jhonny, Judit y Joaquín confían en mí, tampoco quiero decepcionarlos.
Hoy me he tomado la tarde porque estaba algo saturada. Ya no distinguía entre clave de Sol y clave de Fa y la partitura de Sinfonía Nº40 estaba sonando bastante raro, así que decidí darme un respiro. Ya lavé la ropa, hablé por teléfono con Akira (sí, luego te cuento sobre eso también), preparé algo de comida para ganar tiempo en la semana, hice un poco de ejercicio (he descubierto algo llamado Plumbumba, que es como bailar y es bastante divertido), me di un buen baño, y ahora estoy escribiendo.
Así que, ¿qué te cuento primero? Yo creo que lo mejor será empezar por lo malo para luego quitarme los sinsabores.
Como te decía, salí un par de veces con amigos, y en una de esas salidas tuve un encontronazo con Justin. Hasta ese momento no había vuelto a aparecer, y tuvo la mala idea de acercarse a mí como si nada e intentar abrazarme, pero no con un abrazo de dos amigos que hace mucho no se ven, se sintió más bien como si quisiera agarrarme por la fuerza y apartarme de los demás, porque me apretaba fuerte la cintura mientras me arrastraba fuera de la pista.
Creo que estaba algo borracho, porque no articulaba muy bien las palabras. Me decía “yo te quiero y sé que tú a mi también, no le hagas caso a nadie de lo que te digan sobre mí, yo quiero ayudarte…”. Cuando logré safarme vi que las chicas no se habían dado cuenta de nada, así que fui rápido hasta donde estaban para evitar que Justin me siguiera. Fue una situación horrible y me dio mucho miedo.
Al final ellas tenían razón, ahora estoy segura de que Justin estaba buscando tener algo conmigo, y me duele haber confiado en él. ¿Sabes de qué me enteré al día siguiente? ¡De que es casado y tiene dos hijos! Fue Sofía quien lo vio en la ciudad con ellos y no había querido decirme nada porque al parecer ya no lo veríamos otra vez, pero al contarle lo sucedido decidió que era mejor que lo supiera.
Él decía que ese anillo de oro en su mano era un recuerdo de su madre…
No voy a negarte que siento algo de culpa. Le abrí las puertas de mi casa a un hombre casado y quizás le haya dado esperanzas en algún momento. Seguro fue sin querer, ya que no estuvo nunca en mí la intención, pero ya lo decía mi abuela: “algunos pensamos y otros no, pero todos somos animales”, no debería olvidar eso nunca.
He estado rememorando nuestra primera discusión y quizás Justin, al enterarse sobre Akira cuando te robó, sintió celos, y por eso me dijo todo eso aquel día. Por ese lado, se siente bien saber que no soy todo lo que dijo que era y solo lo dijo por despecho.
En fin, no lo he vuelto a ver desde entonces. Supongo que se dio cuenta de lo que hizo y estará haciendo buena letra en su casa por miedo a que le contemos a alguien. Espero que no vuelva a aparecer.
Ahora te contaré lo bonito. Te he dicho que llamé a Akira por teléfono, y es porque nos hemos acercado un poco desde que nos conocimos. ¡Ay! Me derrito por él… Es algo adicto a los videojuegos, pero no puedo quejarme porque trabaja en el rubro (además yo también lo torturo bastante con la música).
A la que no veo muy bien es a Darling. Akira me ha dicho que últimamente se comporta como si tuviera 5 años. Dice que le hace un berrinche cada vez que él quiere salir a bailar o a encontrarse con amigos, así que termina invitándolos a su departamento o escapándose para no discutir. No sabe bien cómo manejarlo porque no entiende lo que le pasa, así que está pensando en volver a mandarla al psicólogo.
La segunda y última vez que yo fui a su departamento, me volcó una bebida encima… y no fue sin querer. Anika dice que quizás sean celos, ya que Akira es como su hermano y es lo único que tiene.
Con Akira no nos hemos visto más de tres veces, he rechazado muchas de sus invitaciones (mal que me pese) por estar estudiando, y quizás porque también tengo algo de miedo. Akira tiene 25 años, ya es un adulto… tú me entiendes… Yo sé que es algo anticuado eso de “esperar al indicado”, pero es una idea a la que me aferro. No sé muy bien por qué, lo he pensado muchas veces y creo que simplemente no concibo la idea de tener sexo porque sí, sin sentir nada por el otro. Akira me gusta muchísimo y parece ser buena persona, pero Justin también lo parecía y mira cómo hemos terminado… ¿Y si Akira solo busca eso? ¿Qué tal si se está portando bien conmigo solo para que confíe en él y luego desaparece de mi vida?
No quiero ser pesimista, y realmente disfruto de su compañía más allá de lo que suceda entre nosotros después, pero tampoco quiero hacerme falsas ilusiones o terminar lastimada. Tengo muchas cosas en la cabeza como para lidiar también con un corazón roto. Es mejor que me tome las cosas con calma, y si él no tiene paciencia, será porque no vale la pena. ¿Verdad?
Y bueno, ¿qué más puedo contarte hoy?... Ya estamos en diciembre otra vez, quedan pocos días de clases, llega mi cumpleaños… y el aniversario de la partida de la abuela. Son días duros, de emociones encontradas, supongo que te habrás dado cuenta de mis altibajos la escribir, jaja. Creo que lo mejor será irme a dormir ahora y volver otro día para contarte algo bonito.
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