Capítulo 2
Sorpresas
Miércoles 29 de julio, 5:30 PM. Estoy molida.
Querido diario:
A duras penas me mantengo despierta para escribir, pero quiero contarte algo antes de dormir una pequeña siesta, y luego me explayaré al despertar: hoy fui al mercadillo con Anika y vimos a Sofía tocando la guitarra en público a cambio de monedas. Nos quedamos boquiabiertas, ¡es que nadie sabía que ella tocaba tan bonito! Llevamos 5 años siendo compañeras de colegio, ¿cómo es que jamás se le ocurrió comentarlo? En fin, luego te lo contaré mejor, ahora necesito descansar un poco.
¡Aquí estoy! Descansada, comida y bebida, lista para el chisme. Hoy no he podido evitar la siesta. Dormí más de tres horas, son casi las nueve, y aún tengo que hacer los deberes del colegio y lavar mi ropa.
Hoy tenía ganas de pasar por el hogar de ancianos a dar una mano, pero no me da el tiempo ni el cuerpo, tendrá que ser otro día. Esta mañana la cafetería ha sido un caos y sobre eso tuve que limpiar una cafetera que bien pudo haber pertenecido a Tutankamón y no haberse lavado desde entonces. Luego, en el colegio, tuve un roce con una compañera que me odia desde primer año por alguna razón que desconozco, así que al salir decidí ir con Anika al mercadillo a ver un poco de gente y despejarme.
Anika quería comprar un sillón para poner en su cuarto, y dijo que en el mercadillo podía conseguir uno a buen precio, así que lo primero fue ir a ver las ofertas de los vendedores, pero no encontró nada que le guste. Entonces pasamos al sector de las comidas y me invitó a probar el ramen… ¡Ay! ¡Si hubieses visto la vergüenza que pasé intentando comer con palillos!
En fin, entre tanta gente no habíamos visto a Sofía, pero cuando empezó a tocar le pedí a Anika que me acompañara a ver quién era el que actuaba, ¡y allí estaba ella! Si vieras que bonito toca… Cuando terminó nos acercamos a saludar y se sorprendió al vernos, estaba un poco avergonzada, y nos pidió que no le contáramos a nadie. Yo no quise incomodarla más preguntándole el porqué, pero Anika es especialista en hablar sin pensar y le soltó un “¿Por qué pides monedas si eres rica?”. Sofía bajó la mirada y apretó los labios, luego murmuró algunas cosas sin sentido para cambiar el tema, así que le seguí la corriente para ayudarla a pasar el mal rato.
Lo cierto es que Anika hizo una buena observación. Sofía de verdad es rica (bueno, no rica, pero digamos “de buen vivir”), fue raro verla pidiendo dinero. Quizás debería hablar con ella a solas, si necesita ayuda quisiera estar a su lado.
Y bueno, era eso lo que quería contarte sobre Sofía, así que ahora lavaré mi ropa y me pondré a hacer los deberes del colegio. Luego volveré a contarte algunas cosas que sucedieron esta semana.
¡Uf! La química no es lo mío. Creo que el profesor me aprueba solo por el esfuerzo. Con el resto de las materias estoy bastante bien, pero por más que me exija y me queme las pestañas no puedo entender todo este asunto de los átomos y las moléculas. Estoy segura que gracias a mi ignorancia soy más propensa a sufrir de algún accidente doméstico por inventar limpiadores caseros, pero le tengo tanto recelo a la materia que hasta estoy dispuesta a ir a parar al hospital antes que seguir estudiándola.
¿Qué era lo que tenía que contarte? ¡Ah, sí! Justin ha venido a verme casi a diario esta semana. Hoy le he dicho yo que no viniera porque no estaría en casa, y lo noté molesto al teléfono. Creo que se preocupa demasiado por mí y la verdad es que no le corresponde, ni siquiera es mi pariente... Anika dice que usa esa excusa porque quiere algo conmigo, pero me niego a pensar eso de él; siempre es muy atento y respetuoso, y hasta me ha regalado un vestido para mi cumpleaños. En aquel momento no supe agradecerlo porque habían pasado solo días de la muerte de mi abuela y la verdad es que no estaba para fiestas, pero estoy segura de que su intención era hacerme sentir mejor, nada más.
Le he preguntado a Miko si ella opinaba lo mismo y me ha puesto caras raras. Supongo que piensa igual y no se atreve a decírmelo, porque ella no es tan directa como Anika. No tenía idea de que ambas pensaran eso de Justin… Son mis amigas, debería hacerles caso, pero no puedo acusar a Justin de algo que no ha hecho, y la verdad es que ahora no sé qué hacer. ¡Mira qué justo! Me ha enviado un mensaje: “Espero que estés bien. Disculpa por haber sido cortante hoy, es que estaba de mal humor por el trabajo. Mañana iré a verte, ¡no me plantes!”.
¿Ya ves? Era solo por el trabajo. Anika y Miko se están imaginando cosas, ¡como vecinas cotillas!
En fin, vuelvo a la cama ya, que solo me quedan cuatro horas para descansar. Debería acostumbrarme a no mirar el reloj antes de dormir, leí por ahí que uno calcula las horas que dormirá y se acuesta tenso al saber que serán pocas. Si no lo miras duermes más profundo, y cuando te despiertas lo haces creyendo que has dormido toda la noche. Quién sabe, quizás sea cierto. ¡Habrá que probar un día de estos!
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