Paola Edith - Capítulo 3: Por la misma senda


Capítulo 3

Por la misma senda




Lunes 3 de agosto, 10 PM. ¡Qué gran fin de semana! 




Querido diario:


¿Recuerdas que te conté que hablaría a solas con Sofía? Pues lo he hecho el sábado por la tarde. Resulta que no todo es color de rosa en su vida, ya ves que las apariencias engañan. Me ha dicho que a su padre no le gusta que toque y que ni siquiera sabe que se ha comprado una guitarra. Un amigo se la guarda en su departamento y ella va a tocar allí cada vez que puede. 
Su madre la apoya, pero también se las ve negras con su padre por eso, así que también le ha ocultado a ella lo de la guitarra y le ha dicho que “no pasa nada”, para evitarle problemas. 



Sobre pedir dinero me ha dicho que está ahorrando para irse a vivir sola cuando termine el colegio, porque quiere estudiar música y su padre no se lo permitirá. ¡Te juro que me han dado ganas de decirle que se venga a vivir conmigo!, pero antes de que pudiera proponérselo me dijo que soñaba con irse a la ciudad, donde nadie la conoce ni le prestará atención más que para oírla tocar. 
La verdad es que es comprensible. Sofía es una chica muy conocida por ser “la hija de”, y no sé hasta qué punto es divertido que todo el mundo esté viendo lo que haces porque se cree con derecho a juzgar. Es como esos famosos a los que fotografían en momentos íntimos, como si sus vidas le pertenecieran a los fanáticos… o los cotillas. Su padre es un empresario muy conocido, y me ha contado que varias veces le han ido con el cuento de lo que su hija hacía o dejaba de hacer. Lo peor es que ella dice que lo hacen solo para acercarse a él y conseguir algún beneficio. ¡Qué mala es la gente! 


Igual hemos encontrado algo bueno en todo esto, porque ahora sabemos que podemos estudiar juntas guitarra. Ella sabe mucho más que yo, así que me ha dicho que me ayudará a llegar a su nivel. A cambio yo la ayudaré a cantar, que con eso ya estoy bastante segura (excepto con el folk… ¡Ay, qué mal me sale esa tonada!). 

¡Me alegra tanto compartir mi sueño con alguien! Luego de haber hablado, para celebrar nuestra sociedad secreta, nos fuimos al karaoke a reírnos un poco. Allí nos encontramos con Miko y le contamos nuestro secreto, porque confío ciegamente en ella y sé que nos ayudará también. 



Algo más sucedió este fin de semana, y estoy realmente emocionada por contártelo. 
Resulta que Miko me ha invitado a su departamento para que conociera a sus vecinos, Akira y Darling. Ellos son primos y Darling va a nuestro colegio, aunque es dos años menor. 
Me ha contado que los padres de Akira se hicieron cargo de Darling desde los 5 años para que pudiera ir al colegio, ya que los padres de ella viven en Granity Falls, en el medio del bosque. Son esa clase de personas que quieren permanecer “fuera del sistema” y por tanto reniegan del colegio, de la medicina moderna, de la industria… Miko dice que la madre de Akira (hermana de la madre de Darling) ha tenido que denunciarlos para poder lograr su tenencia. Es una historia bastante triste, la verdad, porque es difícil ponerse en el lugar de todos en esa situación. 
En fin, fuimos a su departamento, y aquí viene la parte que me emociona: ¡Akira es un bombón! Sé que es muy grande para mí, pero tampoco es que pudiera ser mi padre, así que no me siento incómoda por estar pensando en él ahora. Además no solo es atractivo, sino que también es muy atento con Darling, simpático, humilde, tierno, ¡y ama el karaoke! 



Por supuesto que este es un secreto entre tú y yo, ni siquiera se lo he comentado a Miko, mucho menos a Anika que no puede mantener la boca cerrada. Además no creo que Akira se interese en mí, y estoy casi segura de que ya tiene novia, ¿cómo no va a tener si es tan perfecto?, así que esto solo quedará en suspiros hasta que me desengañe. Tampoco es que tenga mucho tiempo para andar noviando, si sigo así voy a morir joven por no descansar lo suficiente. Es mejor que no me aferre a la posibilidad. ¿Pero ya te dije que es un bombón? ¡Ay! Si pudieras verlo cuando sonríe… ¡y canta tan bonito! 
Sobre Darling no puedo contarte mucho, estuvo muy callada todo el tiempo, apenas sonreía y se expresaba con monosílabos. Supongo que habrá sido vergüenza, tal vez fui muy extrovertida y se sintió invadida. Solo se relajó un poco más cuando jugamos videojuegos, si hasta malas palabras dijo cuando gané de pura suerte. En fin, espero que al menos nos volvamos buenos amigos. 


¡Ya son más de las 11 y aún no hago los deberes! Sigo sin adoptar la costumbre de no mirar el reloj antes de dormir, así que ahora ya sé que dormiré apenas unas cuatro horas. Espero que la mañana en la cafetería no sea muy ajetreada y que mágicamente haya desaparecido esa bendita cafetera de Tutankamón, que van dos veces ya que me toca lavarla… 










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